Pingüinos con corbata,
con sonrisas fingidas,
quieren controlar nuestros sueños,
desde el mundo de la rata.
Se pasean como dueños,
hábiles y elocuentes,
caras maquilladas
que no son inocentes.
Mentiras engalanadas,
historias que nadie cree.
Y, a quien esto lee,
que no te canten baladas...
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