sábado, 14 de enero de 2017

Poesía blanca




Brilla el sol en la diáfana mañana
y el aire se respira limpio y fresco,
la nieve se presenta, y es preciosa,
 cubriendo los caminos y las sendas.

El mirlo nos regala melodías,

subido al escenario de un gran roble;
vestido por la albina claridad,
invita a caminar por campos vírgenes.

No hay huellas que seguir, todo es reciente,
los pasos improvisan el camino
y, pioneros, exploran el paisaje,
pintado por la mano de algún dios;

los ojos se emborrachan de hermosura,
naciendo del ser un soneto blanco.

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